Los problemas en una comunidad de vecinos son algo que están a la orden del día. Generalmente, es el administrador de fincas la persona sobre la cual recaen todas las quejas y la cual puede hacer que muchas veces estemos conformes o desconformes con la forma que se están tratando los problemas de nuestra finca. Las discusiones en las reuniones de vecinos son ya un clásico.
No nos solemos alegrar cuando llegamos a casa y nos encontramos con la típica carta que nos anuncia una reunión de vecinos. A casi nadie le gusta acudir a una reunión de vecinos, ya que estas suelen ser bastante largas y es raro aquella en la cual no haya disparidad de opiniones. Si la finca tiene garaje la reunión todavía se hará más larga y la posibilidad de que haya algún enfrentamiento puede aumentar.
La persona encargada de mediar y llegar a un acuerdo en estas reuniones de vecinos es el administrador de fincas. Muchas veces los vecinos se quejan de que este recibe un salario elevado y los problemas siguen existiendo. En las fincas no existe la obligación de que haya un administrador, pero su presencia puede ahorrar a los vecinos multitud de problemas, especialmente en cuanto a lo monetario, que es lo que más suele preocupar.
Se puede dar el caso de que haya una necesidad de cambiar de administrador de fincas cuando nos encontremos con alguna/s de las siguientes situaciones:
- Oscuridad en lo referente a las cuentas: aunque recibamos una carta con los gastos de la finca y todo correctamente detallado, a veces podemos tener la sensación de que no sabemos cómo se distribuye el dinero.
- Dificultad para comunicarse con el administrador: muchas veces estos administradores forman parte de un grupo de trabajo grande y ante la posibilidad de comunicarnos directamente con él nos toca exponer nuestras quejas a una secretaria.
- Falta de interés: se puede dar el caso que nos de la sensación que el administrador no está mostrando el interés necesario por los problemas de nuestra finca.
- Que algún vecino quiera ser el administrador: no está prohibido que un vecino llegara a ser administrador de la finca y se podría llegar al extremo que prefiriéramos a un determinado vecino como administrador. De todas formas suele ser más aconsejable que la persona que se encargue de velar por la finca sea ajena a esta.
- Poca empatía con los propietarios de la finca: existen administradores que simplemente se limitan a realizar su función y se muestran ajenos a las quejas y necesidades de los vecinos.
- Apropiación indebida de fondos: se podría dar el extremo de que el administrador se quedara con algo que no es suyo.
- Negación a entregar documentación sobre la finca: el administrador en todo momento debe estar dispuesto a entregar cualquier documento que le pidan los vecinos.
- Que el administrador lleve todas las comunidades que administra en una sola cuenta: cada comunidad debe tener su cuenta separada del resto.